Ahora bien, ese cambio no se operó sin
consecuencias. El grave estrés relacionado con
el acelerado crecimiento económico de la isla no
solo tuvo un impacto negativo en los recursos,
el clima, la biodiversidad, el medio ambiente, la
calidad de vida y la sociedad, también perturbó
el equilibrio ecológico, ambiental y social. Concretamente,
la otra cara del desarrollo y el crecimiento
económicos se manifiesta en:
- un alto consumo de energía por unidad del
PIB,
- más emisiones de gases de efecto invernadero,
- la degradación de la calidad del aire y el agua,
y
- aumentos del costo de la vida.
Esas consecuencias son profundas, tangibles
y algunas, desgraciadamente, irreversibles.
Para mitigar la situación, Mauricio se embarcó
en un plan de reconstrucción a largo plazo
con el objetivo de recuperar sus glorias pasadas
o, por lo menos, detener el deterioro. Dicho plan
forma parte del proyecto Mauricio Isla Sostenible
(MID), iniciativa introducida por el primer
ministro para construir un país resiliente, verde
y sostenible. La responsabilidad del proyecto se
sitúa al nivel más alto y tanto el sector privado
como la sociedad civil también lo hicieron suyo.
En el marco del mismo se aplica una estrategia
de producción y consumo sostenibles que permitirá
producir más con menos recursos –en
particular, agua, energía y materiales– y optimizará
la satisfacción mediante un consumo inteligente.
El principio rector es reducir, reciclar y
volver a usar los escasos recursos e reinventar
un nuevo estilo de vida.
Disociar el impacto ambiental del crecimiento
económico no siempre es fácil, pero el
Gobierno de Mauricio persevera en la promoción
del desarrollo sostenible en asociación con el
sector privado y la sociedad civil. Por desgracia,
las dificultades externas que traen aparejadas la
crisis financiera mundial y la crisis persistente
de la zona euro agravan la situación en lo que
se refiere a los recursos necesarios para levantar
empresas mauricianas que sean resilientes
y puedan competir en el mercado mundial. De
ahí que la asignación de escasos recursos para
crear industrias verdes sea secundaria en relación
con la rentabilidad.
Eso no quita que la respuesta al llamado del
gobierno a favor del desarrollo sostenible haya
sido inmediata y masiva. Hubo un montón de iniciativas,
entre ellas, la aprobación y promulgación
de nuevos reglamentos, leyes y directivas que ya
se están aplicando. El sector privado se sumó al
objetivo gubernamental invirtiendo en eficiencia
energética, reducción de desechos, tecnología
de control de la contaminación y fuentes de energía
renovable, además de generar electricidad a
partir del bagazo de la caña de azúcar y utilizar
turbinas de viento y paneles solares. La sociedad
civil contribuye con la reducción de desechos, la
recolección y el reciclado de desechos sólidos.
El proyecto encabeza una serie de programas,
incluido el Fondo MID que es un servicio
de crédito y nuevas economías verdes.
Se trata de un fondo nacional que promueve
las industrias verdes en Mauricio y abarca lo que
sigue:
- una campaña nacional para reemplazar
lámparas tradicionales por lámparas
compactas fluorescentes;
- políticas de generación de electricidad con
fuentes no fósiles y suministro para venta en la
red nacional;
- campañas de producción y consumo
sostenibles;
- reciclado de plástico, chatarra, desechos
sólidos, materiales de construcción y
neumáticos usados;
- nuevo código de construcción para maximizar
la eficiencia,
- una campaña de calefacción solar y
- otra de plantación de árboles.
En colaboración con la Agencia Francesa
de Desarrollo se creó un mecanismo de créditos
verdes que permite a los bancos comerciales
ofrecer créditos preferenciales a las empresas
que invierten en industrias verdes. Por conducto
de ese mecanismo se financia:
- la inversión en tecnología para reciclar agua y
disminuir el consumo de energía en una gran
empresa de limpieza a seco;
- la eficiencia energética de los hoteles
mediante una mejor gestión de la iluminación,
la climatización y el calentamiento del agua;
- la instalación de paneles solares y
calentadores de agua;
- el reciclado del agua en hoteles e industrias
manufactureras;
- la transformación de aceite de cocina usado
en combustible para vehículos y la producción
de biogás a partir desechos sólidos de huertos
y cocinas,
- el reciclado de residuos de caña de azúcar
para producir biofertilizantes y
- la inversión en tecnología para reducir el uso
de productos químicos en la fabricación de
lentes ópticos.
En términos de nuevas economías, varias
empresas de Mauricio invirtieron en tecnologías
verdes para maximizar la rentabilidad de la inversión
y reducir los costos operativos. RT Knits,
empresa textil, usa paneles solares para calentar
el agua de sus operaciones de teñido y lavado,
así como energía solar para la iluminación y
refrigeración del aire en lugar de climatización.
Además, recicla y vuelve a usar el agua de su departamento
de teñido, utiliza ozono en el lavado,
recicla desechos textiles y planta árboles en el
marco de su programa de responsabilidad social
corporativa.
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La sucursal de St Jean del Banco Comercial
de Mauricio es un hito de desarrollo verde. Además
de su arquitectura ecológica, fue el primer
edificio del país con eficiencia energética, usa
materiales reciclados y suple parte de sus necesidades
energéticas con paneles solares. Otras
características son:
- un sistema de almacenaje térmico para
reducir el consumo de energía;
- optimización para reducir las pérdidas de
energía;
- lámparas de bajo consumo controladas por
sensores;
- 2.000 módulos fotovoltaicos para producir
430 kw de electricidad en horas de sol,
- recolección y reciclado de agua de lluvia para
volver a usarla y
- suelos y mobiliario fabricados con materiales
reciclados.
Todas esas iniciativas demuestran la aspiración
de Mauricio de convertirse en líder mundial
del desarrollo de industrias verdes y que la
colaboración entre el gobierno, el sector privado
y la sociedad civil puede mejorar la vida de los
mauricianos y crear el marco de una economía
verde y orientada a la industria en un Estado
insular.