Pequeños riachuelos forman grandes ríos
Mientras tanto, los pequeños agricultores de los países en
desarrollo, que producen algunas frutas y bebidas de mayor demanda
en el mundo, siguen recibiendo pocos céntimos por productos cuyo
precio se cifra en dólares en los países ricos. Peor aún, sus
ingresos fluctúan drásticamente de una temporada a otra, y a veces
de un día a otro, en función de los precios de los productos
básicos. La competencia contra otros productores en los períodos de
caída de los precios puede redundar en el empobrecimiento de todos,
a escala mundial.
En contextos como éste surgió el otro concepto de comercio
justo, mucho más conocido y sinónimo de un movimiento que este año
cumple 60 años. Se trata del conjunto de iniciativas de etiquetado,
comercialización y promoción cuyo objetivo radica en que los
productores de países en desarrollo reciban una parte equitativa
del precio pagado por los consumidores. Veamos como se inscribe
este movimiento alternativo en el marco del desarrollo del
comercio.
Mediante el comercio justo, los productores suelen obtener
precios que superan hasta en 25% o 30% los del mercado abierto. En
realidad, sólo el sello Fairtrade (certificación de la Organización
Internacional de Etiquetado de Comercio Justo - FLO) fija precios
mínimos. La mayoría de los demás acuerdos se limita a indicar que
los productores reciben "precios justos" que les aseguran un
ingreso digno y la financiación sostenible de los costos de
producción (Fair Trade in Europe 2005).
Según la Fair Trade Federation, con sede en Estados Unidos, las
ventas por este nuevo canal no llegan al 0,1% de todo el comercio
internacional de bienes.
¿Qué impacto puede tener un comercio tan modesto? ¿Sobrevivirá a
la competencia de los grandes distribuidores? La FLO señala que hay
productos de comercio justo (es decir, aquellos distribuidos por
todos sus operadores) en 55.000 supermercados de toda Europa y que
conquistaron partes de mercado importantes en países como Suiza,
donde 47% de los plátanos, 28% de las flores y 9% del azúcar llevan
etiquetas de comercio justo. En el Reino Unido, cuyo mercado es
ocho veces mayor que el suizo, los productos etiquetados "comercio
justo" representan el 5% de las ventas de té, 5,5% en el caso del
plátano y 20% en el del café molido".
A pesar de lo reducido de algunas de sus partes de mercado, el
comercio justo está creciendo rápidamente. Según la FLO, las ventas
en Europa aumentaron a razón de una media anual de 20% desde 2000,
alcanzando una cifra de negocios anual al por menor que supera los
€660 millones: más del doble que hace cinco años.
Quince países europeos acogen iniciativas de etiquetado de
comercio justo; los productores están integrados en unas 3.000
organizaciones locales, agrupadas en entidades federativas de más
de 50 países en desarrollo. Además del café, los plátanos y otras
frutas y verduras, en esta corriente se comercializan productos
artesanales.
Europa absorbe la mayor parte (60%-70%) del comercio justo.
Según las organizaciones importadoras, el 26% de sus ventas se
origina en África, 40% en Asia y 34% en América Latina.
El impacto del comercio justo va más allá de sus partes de
mercado. Sus promotores también se esfuerzan por lograr que los
consumidores se adhieran a objetivos de desarrollo que no dependen
de las soluciones del mercado tradicional. En el último informe
europeo, Fair Trade in Europe 2005, se indica que el
comercio justo ha llegado a ser mucho más que un segmento de
mercado para consumidores concientizados de países del Norte. Hoy,
se está imponiendo en canales de distribución tradicionales y cada
vez más consumidores, autoridades públicas e incluso empresas
privadas reconocen que es un medio eficaz para erradicar la pobreza
e impulsar un desarrollo sostenible.
Sus detractores disienten, pero llegan a admitir que puede ser
eficaz para el avance de algunos sectores minoritarios de
productores. En todo caso, les permite exportar hacia mercados
especializados. Para los profesionales del desarrollo del comercio,
los operadores del comercio justo son aliados potenciales en la
creación de competencias de exportación indispensables en los
mercados mundiales.
Este movimiento también debería interesar a los poderes
públicos, pues como fuerza política, tiene una influencia mucho
mayor de lo que se podría pensar en función de las estadísticas de
comercio internacional. Sus campañas suelen denunciar los costos
sociales y ambientales que los militantes de la antiglobalización
imputan a los mercados abiertos. En las reuniones ministeriales de
la OMC, los partidarios del comercio justo se sumaron a las
protestas contra los actuales mecanismos de negociación comercial.
Dicho esto, muchos aceptan plenamente las realidades del mercado y
rechazan todas las formas de proteccionismo disfrazado (ver la
entrevista de Paola Ghillani).
¿Cómo funciona el comercio justo?
Sus organizaciones utilizan cinco herramientas para contribuir al
desarrollo.
- Sobreprecios. A veces, los productos
de comercio justo son más caros que los del comercio tradicional.
Parte de la diferencia se destina a mejorar las condiciones de
trabajo de las comunidades de productores.
- Certificación y etiquetado. Normas
para mejorar la calidad del producto, condiciones laborales,
sostenibilidad medioambiental, desarrollo empresarial y
capacitación. Las etiquetas europeas (Max Havelaar, TransFair,
Fairtrade Mark y Rättvisemärkt) están coordinadas por la FLO.
- Microcrédito. Ayuda a pequeños
productores para iniciar proyectos de comercio justo.
- Apoyo técnico. Desarrollo
empresarial, información comercial, asesoramiento en normas de
calidad, capacitación en nuevas técnicas, etc.
- Promoción. Importante factor de
mercadotecnia para el comercio justo, procura incluir la marca y su
mensaje en cada embalaje. También es ventajosa para los minoristas,
que buscan consumidores de productos especializados, que estén
dispuestos, por ejemplo, a pagar un poco más por un café que
retribuye a los productores un precio justo.
No se trata de apelar a la caridad. Según algunos operadores, el
comercio justo es económicamente viable, ya que propone productos
de alta calidad medioambiental, en muchos casos, al mismo precio
que el mercado tradicional.
Los pro y los contra del comercio justo
Ventajas para el desarrollo según sus partidarios
- Los productores logran llevar una vida decorosa, adquieren
competencias técnicas y obtienen acceso al crédito, asistencia
técnica e información de mercados, formación sobre comercio y
experiencia en exportación.
- Los mejores precios para el productor no se repercuten en el
consumidor, ya que las organizaciones de comercio justo suprimen
los intermediarios al gestionar todas las operaciones: producción,
distribución y venta.
- La gente aprende a consumir de forma racional.
Según sus adversarios, el comercio justo se propone como panacea a
los problemas del desarrollo. Esto puede confundir a los estrategas
que consideran la posibilidad de asociar el comercio justo a sus
iniciativas de desarrollo. Veamos algunas críticas.
- Las partes de mercado son demasiado pequeñas para tener un
impacto notable en el nivel de vida general de los países en
desarrollo. Aunque aumentaran, se estima que, como máximo, sólo 20%
de los consumidores estaría dispuesto a pagar más por esos
productos, lo que limita sus posibilidades de expansión.
- La oferta de más productos básicos a bajo precio en unos
mercados saturados hace olvidar las verdaderas necesidades del
desarrollo: diversificar las exportaciones y añadir valor para
acabar con la dependencia de los productos básicos y la artesanía o
encontrar nuevas soluciones sociales para las comunidades apartadas
cuya viabilidad económica es incierta.
- Una ayuda más eficaz a los países pobres sería que los mercados
ricos comprasen un mayor volumen de sus productos a precio
normal.
- Aunque las organizaciones de etiquetado eliminan a los
intermediarios, los ahorros no siempre vuelven en su totalidad a
los agricultores. El comercio justo tiene gastos elevados y
constantes de publicidad y educación del consumidor. Los altos
costos de marketing absorben parte del sobreprecio que debería
beneficiar a los productores.
- Los minoristas pueden abusar de la conciencia social del
consumidor. En The Undercover Economist, Tim Harford,
economista del Banco Mundial, cuenta los resultados de un simple
análisis de precios en la cafetería de su barrio que ofrecía
especialidades de comercio justo: "El sobreprecio de 10 peniques
por tacita daba la impresión errónea de ser el monto necesario para
remunerar dignamente al productor." En realidad, según sus
cálculos, en los cafés del Reino Unido sólo había que aumentar un
penique por tacita para duplicar el ingreso familiar del productor.
Esa cafetería terminó por suprimir el sobreprecio.
- Abundan normativas y criterios, y poco debate fuera de las
organizaciones mismas, lo que confunde al consumidor. No todos los
operadores son miembros de la FLO (por ejemplo, Rugmark y Clean
Clothes Campaign). Las normas pueden abarcar temas tan diversos
como condiciones laborales, medidas ambientales y fijación de
precios.
Retos para los operadores
Se considera que el futuro es prometedor aunque quedan muchas
mejoras por hacer.
- Los operadores tienen que buscar otras fuentes de crecimiento,
ganar credibilidad entre los consumidores mediante un mejor control
de la calidad y equilibrar los aspectos empresariales y sociales de
sus actividades.
- Los importadores tienen que cimentar una mayor lealtad de marca
para afrontar la competencia, buscar nuevos cauces de expansión al
margen de los supermercados y cooperar más entre sí.
- Las organizaciones de etiquetado tienen que gestionar su rápido
crecimiento, que al parecer proseguirá, y buscar formas innovadoras
de cooperación con las multinacionales, habida cuenta del gran
interés de éstas por el etiquetado de comercio justo, pero sin
dejar de criticar las prácticas comerciales tradicionales.
Asimismo, tienen que lograr un equilibrio entre la estandarización
y la reglamentación excesiva por parte de las entidades oficiales
del comercio justo.
Sitios web sobre comercio justo
Aportes de: Natalie Domeisen, Prema de Sousa, Marija
Stefanovic y Alexander Kasterine, del CCI.
También se consultaron diversos textos preparados por la
Sección de Análisis de Mercados y el Programa de Reducción de la
Pobreza a través de las Exportaciones, del CCI.