En medio de la controversia sobre la ayuda extranjera y el
debate entre quienes desconfían de la "caridad" y quienes son
reticentes a apoyarse en los mercados, Fondo Acumen propone una vía
intermedia denominada "capital paciente". Se trata de un modelo muy
interesante, basado en asociaciones de empresarios, gobiernos y
organizaciones no gubernamentales para utilizar pequeñas cantidades
de capital filantrópico y combinarlas con grandes dosis de
perspicacia para los negocios que sacudió la inercia de círculos
filantrópicos y de inversión. Jacqueline Novogratz, su fundadora,
explica cómo Fondo Acumen aprovecha la innovación empresarial y las
asociaciones público-privadas para promover el cambio social y
crear oportunidades económicas en países en desarrollo.
Levantar el reto
Es hora de comenzar a innovar y buscar nuevas soluciones en
todos los sectores. El debate sobre la mejor forma de sacar a la
gente de la pobreza es feroz. Por un lado, se sostiene que el
sistema de ayuda está tan deteriorado que hay que desecharlo. Por
otro, hay quienes dicen que el problema reside en que necesitamos
más ayuda. En Fondo Acumen ideamos un modelo que trata de zanjar
ese debate y lo denominamos "capital paciente".
Los críticos destacan que desde 1970 se gastaron
$EE.UU. 500.000 millones en África, y que los resultados son
la degradación ambiental, niveles de pobreza increíbles y una
corrupción desenfrenada. De ahí que propongan exigir
responsabilidades a los gobiernos, centrar esfuerzos en los
mercados de capitales, invertir y no regalar más nada. Sus
contradictores sostienen que el problema es que necesitamos más
dinero. Al respecto, observan que cuando los ricos están en
dificultades, la ayuda abunda, pero cuando se trata de nuestros
hermanos más pobres, se hace muy poco. Por otra parte, destacan
algunos logros de la ayuda: la erradicación de la viruela y la
distribución de decenas de millones de mosquiteros y medicamentos
antirretrovirales.
Ambas partes tienen razón. Pero ninguna escucha a la otra y lo
que es aún más problemático tampoco escuchan a los propios
pobres.
Después de 25 años de trabajo en cuestiones relacionadas con la
pobreza y la innovación, reconozco que tal vez no haya personas más
orientadas al mercado que aquellas de bajos ingresos. Día tras día
tienen que navegar por los mercados y tomar decenas de
microdecisiones para abrirse camino en la sociedad. Un solo
problema grave de salud en su familia puede sumirlas nuevamente en
la pobreza y, a veces, por generaciones. Entonces, necesitamos
tanto el mercado como la ayuda.
Capital paciente: Una perspectiva a largo plazo de la
inversión en ayudaEl modelo de capital paciente de Fondo Acumen conjuga ambos
puntos de vista. La idea es aprovechar lo mejor del mercado y lo
mejor de la ayuda al desarrollo. El Fondo aporta recursos a
empresarios que conocen bien sus comunidades y que además de idear
soluciones en términos de atención de salud, abastecimiento de
agua, vivienda y energías alternativas, no tratan a las personas de
bajos ingresos como beneficiarios pasivos de la caridad, sino como
clientes y consumidores, es decir, como personas que quieren tomar
decisiones sobre su propia vida.
El capital paciente requiere a los inversores una increíble
tolerancia ante el riesgo -una perspectiva a largo plazo que
conceda a dichos empresarios el tiempo necesario para experimentar
y utilizar el mercado como el mejor dispositivo de escucha del que
disponemos- y expectativas de rentabilidad inferiores a aquellas
del mercado pero de gran impacto social. En el concepto de capital
paciente se reconoce que el mercado tiene límites. De ahí que
también se utilicen subsidios inteligentes para que los beneficios
de la economía globalizada lleguen a todos.
Esos empresarios necesitan capital paciente por tres motivos: en
primer lugar, suelen operar en mercados donde la gente gana uno,
dos o tres dólares al día y toman sus decisiones en función de ese
nivel de ingresos; en segundo lugar, las infraestructuras de las
zonas donde trabajan son precarias, pues no hay carreteras, el
suministro de electricidad es esporádico y los niveles de
corrupción son altos, y en tercer lugar, muchos de ellos están
creando mercados.
Después de tantas promesas incumplidas, disponer de agua potable
en pueblos rurales es algo nuevo. Tantas personas de bajos ingresos
vieron tantos acuerdos rotos, tantos charlatanes y remedios
esporádicos que cimentar la confianza exige mucho tiempo y mucha
paciencia. Asimismo, exige contar con mayor apoyo administrativo,
no sólo para construir los sistemas y modelos de negocio que nos
permitirán llegar a dichas personas de manera sostenible, sino
también para poner a esas empresas en contacto con otros mercados,
autoridades y corporaciones, es decir, verdaderas asociaciones para
lograr la escala necesaria.
Estudio de caso: IDE IndiaCuando se puso en contacto con Fondo Acumen en 2002, Amitabha
Sadangi, empresario indio, llevaba más de 20 años trabajando con
algunos de los agricultores más pobres del planeta y le frustraba
ver que los agricultores de bajos ingresos quedaban al margen del
mercado de la ayuda, siendo que sólo en la India, 200 millones de
ellos ganan menos de un dólar por día. La ayuda se limitaba a crear
subsidios para grandes explotaciones o suministrar insumos
aconsejado por los expertos en lugar de aquellos que querían usar
los agricultores.
El Sr. Sadangi estaba al tanto de la tecnología de riego por
goteo inventada en Israel y que consiste en llevar pequeñas
cantidades de agua directamente al tallo de la planta, lo que tiene
el potencial de transformar terrenos desérticos en campos de
cultivo. Ahora bien, los agricultores de bajos ingresos tampoco
tenían acceso a ese mercado, dado el alto costo de esos sistemas
concebidos para grandes explotaciones, no para el pequeño
agricultor que en promedio cultiva un par de acres o menos de una
hectárea.
Entonces, el Sr. Sadangi decidió rediseñar esa innovación desde
la perspectiva de los propios agricultores pobres, porque al cabo
de tantos años sabía que aquello que necesitaban difería de lo que
se pensaba que debían tener. A tales efectos, aplicó tres
principios fundamentales. En primer lugar, la miniaturización, dado
que el sistema de riego por goteo tenía que ser suficientemente
pequeño para que el agricultor pudiera correr el riesgo tan sólo en
un cuarto de acre, incluso si tenía dos, pues temía poner en juego
todo lo que poseía. En segundo lugar, el precio tenía que ser muy
barato y justificar el riesgo corrido, es decir, que la inversión
en el cuarto de acre tenía que ser rentable en una sola cosecha. En
tercer lugar, según el Sr. Sadangi, tenía que poder "ampliarse
infinitamente" para que con las ganancias del primer cuarto de
acre, el agricultor pudiera comprarse un segundo, un tercero y un
cuarto.
Hoy, IDE India, organización
creada por el Sr. Sadangi, ya vendió ese sistema a más de 300.000
agricultores que en término promedio duplicaron o triplicaron su
rentabilidad y sus ingresos. Ahora bien, eso no se logró de la
noche a la mañana. Al comienzo, no había inversores privados
dispuestos a asumir riesgos en el desarrollo de nueva tecnología
para unos actores del mercado que ganaban menos de un dólar al día,
tenían fama de ser unos de los más reacios a correr riesgos y
trabajaban en uno de los sectores de mayor riesgo: la agricultura.
El Sr. Sadangi utilizó importantes subvenciones para investigar,
experimentar, fracasar, innovar y volver a intentarlo. Cuando por
fin tuvo un prototipo y una mejor idea de cómo negociar con los
agricultores, el capital paciente pudo entrar en escena. Fondo
Acumen le ayudó a crear una empresa rentable y que le permitiera
abundar en los conocimientos de IDE, iniciar la búsqueda de ventas
y exportaciones, y atraer otros tipos de capital.
Fondo Acumen también quería ver si el sistema podía exportarse;
de ahí que en colaboración con una gran organización de desarrollo
comunitario, creáramos una empresa similar en el desierto de Thar
en Pakistán. Aunque acaba de comenzar, en Fondo Acumen confiamos en
que tenga un impacto positivo para millones de habitantes de las
zonas más pobres del país.
Estudios de casos: Asociaciones
público-privadasFondo Acumen también forjó exitosas alianzas público-privadas
entre empresarios, organizaciones gubernamentales, ONG y empresas
de inversión en países en desarrollo.
En Arusha, Tanzanía, la empresa
A to Z Textile Mills se asoció con Fondo Acumen, la UNICEF y el
Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria
para abrir una fábrica que hoy emplea 7.000 personas,
principalmente mujeres, y produce 20 millones de mosquiteros.
Lifespring Hospital es una empresa creada conjuntamente por
Fondo Acumen y el Gobierno de la India para ofrecer una atención de
salud materna de calidad y a un precio asequible para mujeres de
bajos ingresos. Su gran éxito permitió seguir construyendo un nuevo
hospital cada 35 días. También en la India, la empresa Dial 1298
for Ambulance decidió establecer en Mumbai un servicio de
ambulancias que utiliza la tecnología de Google Earth y aplica un
sistema de precios variables en función del ingreso, lo que da
acceso a toda la población; además, la empresa declaró públicamente
que no iba a tolerar ningún tipo de corrupción. Al haber colmado
deficiencias de los servicios de ambulancias, logró adjudicarse
cuatro contratos públicos y explotar una flota de 100 vehículos.
Hoy, es una de las empresas de ambulancias más grandes y eficientes
de la India.
La economía de escala es decisiva y hay que actuar
yaEs fundamental alcanzar una escala viable. Las empresas
respaldadas por Fondo Acumen llegan a millares de personas, pero es
obvio que eso no basta. De ahí la gran importancia de forjar
alianzas. Hoy en día existen increíbles posibilidades de innovar,
ya sea mediante soluciones que puedan suscitar el interés de los
mercados de capitales o los propios gobiernos, o bien, mediante
asociaciones con grandes empresas. Es hora de considerar la
posibilidad de constituir un fondo global de innovación que
respalde a empresarios de todas partes del mundo que propongan
verdaderas innovaciones para su país y que también podamos usar
nosotros en los países desarrollados.
Artículo adaptado de "A Third Way to Think About Aid",
intervención de la Sra. Novogratz en la Conferencia TED de junio de
2009. Intervención completa y subtitulada en español en:
http://www.ted.com/talks/lang/spa/jacqueline_novogratz_a_third_way_to_think_about_aid.html
© Reproducido con permiso de Jacqueline Novogratz, Fondo
Acumen y TED, 2009.